sábado, 16 de junio de 2007

Preguntas tontas

Fernanda,
¿por que todos los marcos estan chuecos?¿que va a pasar?( en una película)¿estás despierta?¿ estás despierta?!

¬¬

Estoy harta pero no se bien de qué. Otra vez esa época en la que todo me desagrada.

Mañana fría


Foto a primera hora de la mañana algún martes en orientación. Insisto en que esta hora (al menos en nuestro colegio) es cero aporte y me dedico a sacar fotos mientras otros conversan o duermen. Pero que lindo si es lo que más me gusta de esta ciudad y es curioso que aunque la mayoría haya vivido aquí siempre, no dejan de quedarse pegados en la ventana para ver como caen los copos en la primera nevada del año, ni dejan de hacerlo en la segunda y la tercera, así como tampoco dejan de entusiasmarse con sacar fotos en el patio en los recreos y tirar bolas de nieve. Yo tampoco dejo de hacerlo. Adoro esto.

viernes, 15 de junio de 2007

Cerraron el feniee

Así es.
/feniee
Quizás una manera drástica de olvidar palabras y hechos rápidamente. Quizás la mejor manera de no reparar en mi pasado.
Sí, que cuatica, pero es verdad :/

miércoles, 13 de junio de 2007

Cuento

- Mi mamá rayó con esto :P; cuento de lenguaje. Tuve un 7 wii está bonito y lo subo :)

Memorias de una camioneta

La familia y el matrimonio son instituciones en la vida del hombre que se asemejan a una fuente viva: mientras más agua se saca, con más abundancia brota ella de la fuente. Adolfo Kolping

Andrea Galleguillos Guiñez, mi madre, me contó una historia muy bonita. Trataré de relatarla, aunque posiblemente no pueda narrar los hechos tan bien como ella ya que no los he presenciado. Haré mi mejor intento:

Primavera del 58; Santiago,” La Cisterna”. De la mano jugaba Blanca con sus dos hijas en el patio de la casa. De pronto sintió las contracciones. Nueve meses de espera se hacían presentes, Blanca Guiñez pronto daría a luz. Los siguientes sucesos transcurrieron muy rápido; la clínica, el parto y de pronto se encontraba con la tercera de sus hijas entre sus brazos, Marta Galleguillos. Su esposo Caupo y las niñas entraron en la habitación. Blanquita y Paula corrían a besar su hermana, mientras Caupo y Blanca intercambiaban miradas que rebosaban de alegría. Horas después Cuando las niñas se habían quedado dormidas, una vez pasada la emoción y algo más calmados Caupo y Blanca conversaron de asuntos banales; Caupo mencionó que, ese mismo día, había comprado aquel medio de transporte que tanto necesitaban; una camioneta volkswagen a la que, en vista de los recientes hechos llamaron Martita. Así es como un 26 de Noviembre, Marta y Martita llegan juntas al mundo.

Con el pasar de los años la familia Galleguillos-Guiñez creció considerablemente. A Marta le siguieron; Andrea, María René, Luis Antonio y Claudia. Siete hermanos, siete hijos. Diversas personalidades, a veces opuestas, que desataron más de una pelea.

Blanqui; la mayor, la líder por naturaleza, quien destacaba por su gran poder de convicción, la alocada y atrevida Paula, Marta y su fiel aliado Andrea (mi madre), René la prudente, el travieso Coco y Claudita Galleguillos, que en paz descanse. Muchas historias que contar, en las que Martita ocupó un importante lugar. Martita era vieja, muy vieja; destartalada, deteriorada – de la época de Bernardo O`Higgins – decían los niños. Pero cumplía su función como transporte, que es lo que importa. Es más, Martita se convirtió en fiel compañera de Blanca, le acompañaba a todas partes, le llevaba a todos lados y por su parte Blanca llevaba a los niños a todas partes con ella. Como en las vacaciones cuando viajaban al norte. Antofagasta. Uno de tantos viajes en los que Blanca y Caupo iban dentro de la camioneta mientras que los siete niños se encontraban en la parte trasera del vehículo y discutían por el calor que había y lo apretados que estaban:

- Qué calor- se quejó Marta - ¿queda mucho para llegar?

- Cállate y hazte a un lado

- ¡Cállense todos, me tienen harta!

-Yo estoy aburrida, aburrida de ustedes – espetó Paula – yo me bajo.

A penas terminó de decir esto, saltó de la camioneta mientras ésta aún andaba y empezó a correr por la carretera. Paula río y corrió feliz por un momento, para después hacer caso a sus hermanos que le llamaban la atención y le ayudaban a subir a la camioneta nuevamente mientras se escuchaba un “¡Qué pasa aquí!”, pues Blanca ya se había dado cuenta de lo que sucedía. Llamado de atención y castigo para todos. Paula nunca volvió a saltar del automóvil pues la parte trasera de éste fue inmediatamente cubierta por una especie de lona que los haría ir más incómodos y acalorados de ahora en adelante. Unos reían y le celebraban la gracia y otros la regañaban; por ella todos habían sido castigados. Comenzaban las peleas nuevamente, luego cesaban ya que sabían que podían ser castigados otra vez, lo cuál no favorecía a nadie. Estaban acostumbrados; Blanca mujer grande, fuerte y firme en toda la extensión de la palabra podía hacer callar con la presencia e inspiraba respeto con la mirada. Le temían, a veces, pero sabían que era dueña de un gran corazón y le querían inmensamente.

Martita estuvo presente durante parte importante de la infancia de los hijos de

Blanca; los niños que con el tiempo dejaron de ser siete cuando la muerte golpeó

las puertas de esta familia llevándose consigo a la más pequeña de ella, Claudia.

Pero la vida de estos seis niños continuó y se convirtieron en personas de bien,

jóvenes con expectativas y metas por alcanzar. Ahora cada uno se preocupaba de

su futuro y su propia vida, en especial Marta que se casaría dentro de algunos

meses.

Martita pasó a un segundo plano puesto que las actividades y vacaciones en

familia eran cosa del pasado, aunque la gente no olvidaba a la familia numerosa paseando en la volkswagen tan llamativa, esa con aspecto medio Hippie, con una rosa gigante que pintaron los niños en la lona. Como la camioneta ya no la usaban y estorbaba en el patio, se dispuso la familia la tarea de venderla, a pesar de su estado, por el cuál no se pudiese reclamar mucho dinero. Los ferianos fueron los más interesados en la posible compra del vehículo, pero las ofertas nunca superaron los cien mil pesos.

- ¡Están locos! – Vociferaba Blanca – está camioneta vale mucho ¡Ustedes no saben lo que significa para mí! ha sido mi compañera, mi amiga, mi hermana, mi mejor nana.

- ¿Y cuánto quiere?- preguntaba el feriano.

- Un millón cómo mínimo. Yo la vendo a un millón.

- ¿Loco yo? Loca usted, vaya a bañarse mejor – respondía el feriano.

Así transcurrió el tiempo y Martita seguía en el patio. Coco quiso quedarse con la camioneta, pero dado al trato que recibió esta y la brutalidad de Luis Antonio, pronto se la quitaron y la camioneta regresó a “La Cisterna” al lado de Blanca y Caupo. Blanca decía que no la vendería nunca y hasta el momento así lo parecía.

Llegó el día del matrimonio de Marta. Marta se casaría en la iglesia y luego haría la fiesta en la casa. Martita, el volkswagen debía salir del patio y no sabían donde dejarle. Caupo y Blanqui hija se encargarían del asunto. Se dirigieron a una escuela Técnico-Mecánica donde arreglaban autos a la vuelta de la casa. Preguntaron si podían dejar la camioneta en el taller y recogerla al día siguiente, les dijeron que no, que no era posible ya que tenían muchas cosas que hacer. Una hora más tarde regresó Blanqui hija con el asunto solucionado.

-¿Y la Martita?- preguntó Blanca

-Mami usted no sabe ¡Si hubiera estado ahí! Tendría que haber estado para ver la cara de los alumnos

-¿Qué hiciste? dime – Preguntó con impaciencia.

-Mami no podíamos dejar a la Martita en el taller así que yo se las regalé. Se las doné para que puedan arreglarla en el taller mecánico y les sirva a los alumnos. Usted no sabe lo agradecidos y felices que estaban…

-Hiciste bien – le dijo Blanca, mirándola sorprendida, pero orgullosa a la vez - Hiciste bien – y con aires de grandeza dijo - Sólo así podría haberse marchado la Martita.

Esa noche Marta se casó y se fue de la casa. Es por eso que mi madre, Andrea, me dice que Marta y Martita venían de la mano. Llegaron el mismo día al mundo y el mismo día se marcharon de su hogar en pos del comienzo de una nueva vida.

sábado, 9 de junio de 2007

Invasores

En mi casa hay ratones hace más de una semana. Ya me acostumbro, después de haber encontrado el primero en mi pieza con Laurita. Acaban de ver otro, dicen los amigos de mi hermana. Lo que es yo duermo en el 2do piso desde que encontré uno en mi pieza. Por otro lado me dan pena y cuando veo las trampitas me sobrecojo al pensar en arcaicas formas de tortura. Pobres.

(8)


El tiempo dejo su huella imborrable
y aunque nuestras vidas son distintas esta noche todo vale
tu piel y mi piel ves que se reconocen
es la memoria que hay en nuestros corazones

:(